Escrito por Laura Xicota. CEO & Co-founder de Merlin Digital Partner
En mi primer programa de La Sexta Xplica, Afra Blanco quiso arrebatarme la razón cuando ponía en entredicho que la subida del SMI fuera, en muchas otras cosas, beneficioso para el talento de este país. Han pasado unas semanas de esto, pero mi ‘run run’ merecía también su momento de gloria, lo confieso.
Así y con lo dicho, empiezo. Es evidente que nuestro contexto está marcado por la inestabilidad política y de mercado y, por ende, la estabilidad empresarial se ve gravemente afectada. Las compañías hacen malabares para mantener su productividad y seguir siendo competitivas, en un entorno cada vez más incierto. Además, el talento que tenemos en España, que es valioso y con mucho potencial, se encuentra cada vez más perdido sobre cómo aplicar, sobrellevar o decidir qué hacer ante esta situación. Es algo que se palpa, se percibe en cada rincón y que en Merlin vivimos día a día.
En medio de esta realidad, resulta fundamental reflexionar sobre cómo medidas como el aumento del SMI impactan en el compromiso, la motivación y la proyección del talento. Lo confieso, no solo sucede en el talento jóven y esto es preocupante.
No basta con ofrecer una mejor retribución si no se acompaña de pedagogía para enseñar a brillar y a aprovechar las circunstancias, incluso en tiempos turbulentos. Este es un momento crucial que requiere que abordemos el tema con honestidad y visión para garantizar un futuro donde el talento sea valorado, desarrollado y llevado a su máxima expresión. Las empresas deben seguir este camino si quieren dar con una fórmula que les haga competentes de verdad.
Y esto no lo dice Laura. La evidencia y tendencias del mercado laboral son claras.
Diversos estudios y análisis independientes muestran que incrementos en el salario mínimo, si bien buscan reducir la desigualdad y mejorar las condiciones de los trabajadores, pueden tener efectos contraproducentes en ciertos contextos, como el mercado juvenil y la calidad del talento.
Os cuento más en detalle. Por ejemplo, algunos informes de organizaciones como el Observatorio de Trabajo y Economía Social de España han señalado que un aumento excesivo del salario mínimo puede disminuir las oportunidades para los jóvenes sin experiencia, ya que las empresas podrían optar por contratar con menos requisitos o, en algunos casos, reducir la contratación de jóvenes en prácticas o de menor cualificación para mantener sus costes. Cierto. Las cadenas de crecimiento orgánico en las empresas desaparecen.
Los saltos continuos en la trayectoria laboral de los candidatos cada vez son más continuos, en detrimento, del compromiso y crecimiento profesional.
Asimismo, la fuga de talento cualificado, que busca mejores condiciones y oportunidades, se acelera cuando las empresas no encuentran en su entorno laboral un espacio para el desarrollo profesional, la motivación por el esfuerzo y el reconocimiento del mérito. Además, la falta de inversión en formación (adecuada, actualizada y reglada) y en crear una cultura de compromiso contribuye también a que jóvenes y profesionales cualificados y con potencial opten por emigrar a mercados donde valoren más su talento y esfuerzo. Y cuando digo valoren, me refiero a salarios más competitivos, obviamente.
Estos fenómenos evidencian que, más allá del ajuste salarial, es imprescindible complementar las políticas con estrategias que fomenten el desarrollo de habilidades intrapersonales, como la motivación y la lealtad de los empleados, especialmente en un contexto de competencia global por el talento.
Ahora sí. Respiro más a gusto y con sonrisa de estar más ‘a gusto’.